En casa

Suena hasta raro: en casa. Como en Avatar, un cambio de mundo difícil de explicar. Pero en casa.

Nos quedaban algunas fotos y algún vídeo, que veáis lo cantarines que volvían nuestros chicos. El día empezó tranquilo, desayuno y bus hasta el aeropuerto. Luego comprobamos lo minuciosos que pueden ser algunos controles: por favor abra la maleta, necesito una bolsa transparente para eso. Menos mal que había poca gente y no perdimos más tiempo aún. El caso es que pasamos, salvo pelota con líquido ante las dudas. Aparte las bromas, cada uno tiene su trabajo y todos agradecemos que volar sea lo más seguro posible.

Hubo un momento-maletas algo estresante, porque no cabían en cabina (anda, las mismas letras alteradas, fíjate) y nueve fueron a la bodega. Lo peor el retraso y que pidieran tarjeta de embarque y DNI de cada maleta. Les dimos los que quisimos, a qué mentir. Antonio pedía un DNI y para allá iba, que al final parecía que jugábamos a las familias: si me das la Abuela Bantú te doy la madre China. 

Vuelo normal, salvo cinco minutos de turbulencias que a alguno turbaron. La verdad es que si piensas donde estas no dan ganas de reírse. Pero fue un momento. Al bajar del avión, una pareja de ingleses (señor-señora) se acercan a decirnos que nuestros chicos están muy bien educados. Os lo transmitimos, que es para vosotros.

Barajas. El policía de la derecha pide permisos de padres (y eso que era para devolverlos a casa). Mientras los buscamos, el de la izquierda los deja pasar a todos sin preguntar. Pues vale. El caso es que pasamos.

Maletas y al autobús. Paramos un ratito en Villalba a comer y el resto os lo sabéis.

¿Podrías mirar este blog dentro de unos días? Por si nos da tiempo a colgar alguna reflexión de los chicos, algún trabajito o algo similar. A lo mejor nos comen las vacaciones, pero lo intentaremos.

Así que no es adios, solo hasta luego. Las fotos las tenéis aquí mismo. Juntaremos todo en un CD para que lo tengáis a mano.

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